martes, 7 de junio de 2011

Perú: Concertar el Cambio

En estas elecciones presidenciales, logramos derrotar a la mafia fujimorista que quería regresar al gobierno y logramos elegir una candidatura que ha propuesto un gobierno de cambio y de concertación democrática. Dos grandes logros por los cuales debemos estar muy pero muy contentos.


Lo que deja la campaña

Gana Perú ha sido enfático, en toda la segunda vuelta y en las declaraciones de voceros y del propio Ollanta, en la propuesta de un gobierno de concertación nacional por el cambio. Nos parece un enfoque correcto, y para lograrlo el principal obstáculo es una derecha política, grupos de poder monopólicos y un sector social de clase A, que tienen un comportamiento intolerante, antidemocrático y chantajista.

Hemos visto esa actitud antidemocrática en la campaña, donde no han dejado de violar reglas electorales hasta el mismo día de las elecciones, haciendo propaganda mediante llamadas telefónicas mentirosas y con el propio esposo de la candidata Keiko Fujimori, el norteamericano Mark Villanella, violando la ley al mostrar su voto ante cámaras, delito electoral que esperamos sea sancionado, porque en el Perú todos somos iguales ante la ley y nadie está por encima de ella.

Hemos visto esa postura chantajista la noche del #5J, donde los perdedores pretendían imponer su agenda y sus propuestas, desde PPK hasta Jaime de Althaus, Aldo M. y Rafael Rey, insistiendo en que rápidamente se deje de lado toda pretensión de cambio en la política económica bajo la amenaza de una fuga de capitales.

La presión desde los economistas neoliberales, vinculados a los grandes capitales, es abierta. PPK pasó de hacer campaña por Keiko a pedir abiertamente un ministro de economía de su gusto, e igual hicieron Meche Araoz y Patricia Teullet. Los capitales especulativos hacen caer la Bolsa de valores más de 10% este lunes 6 de junio, e inmediatamente después Luis Felipe Arizmendi, un financista que el 2006 dirigió el plan de gobierno de Lourdes Flores, da declaraciones chantajistas y antidemocráticas, indicando que la responsabilidad de mayores caídas es de Humala si nombra a un ministro de economía que proponga estrategias alternativas.

Medios de comunicación que se parcializaron abiertamente en la campaña llegando al extremo de engañar sistemáticamente a la población, ahora se irrogan el derecho de presionar a los ganadores para que apliquen las políticas que proponían los perdedores y que a sus intereses económicos les resultan favorables.

Es ese sector y esa actitud, repetimos, intolerante, antidemocrática y chantajista, la que frena la inclusión social y la democratización que el país necesita, y a quienes no dejaremos de señalar y de llamar a la reflexión democrática y al cambio.

El cambio: sin prisa pero sin pausa

En este contexto, no hay que olvidar que se ganó la segunda vuelta, pero que la primera vuelta arrojó resultados que demandan la concertación para el cambio. Eso ha significado que varias de las propuestas originales de Gana Perú, que en su momento llamaron "La Gran Transformación", hayan sido dejadas de lado o reducidas en su alcance. Si creemos en un cambio en democracia, en el respeto al orden constitucional, eso era necesario.

Hay que ser claros, sin embargo, en que a pesar de las dificultades en concertar con una derecha antidemocrática y con grupos de poder económicos acostumbrados a ser el poder fáctico, el cambio debe venir. Debemos ser pacientes y tolerantes respecto de la magnitud y profundidad de los cambios, que no podrán ser en lo inmediato todo lo que quisiéramos. Pero debemos ser claros en exigir que no podemos tampoco permitir que el chantaje nos detenga, que el cambio debe venir YA, que la corrupción no debe seguir más y que la inclusión social debe dar un salto adelante. Eso es lo que el pueblo ha elegido, y en democracia eso es lo que debe suceder, sin prisa pero sin pausa.

Más allá de la redistribución económica

La agenda del cambio es amplia. La campaña electoral se ha centrado en las medidas de redistribución e inclusión social que esperamos empiecen pronto – pensión 65, Cuna Más, impuesto a las sobreganancias mineras, gas para los peruanos -. Eso está muy bien. Pero desde Bajo la Lupa queremos insistir en que la agenda del cambio es más amplia.

En el tema económico, no solo se trata de redistribuir, sino también de cambiar el modelo primario-exportador, esta primacía de las industrias extractivas en nuestra estructura económica. Es necesario promoviendo actividades que generan más empleo, valor agregado y cambio tecnológico, con un mejor equilibrio entre el mercado externo y el mercado interno, fortaleciendo este último y la infraestructura necesaria para integrar al país. La minería y el petróleo deben ser regulados en defensa del verdadero interés público, ordenando el territorio, impidiendo la contaminación y el deterioro ambiental, asegurando y respetando la consulta previa a los pueblos.

En el terreno social, siendo la redistribución y la lucha contra la pobreza importantes, quienes han estado social y culturalmente dominados y subordinados durante siglos, quieren antes que nada reconocimiento. Ser escuchados. Que haya respeto por su idioma y su cultura. Que su voluntad sea considerada cuando se van a aprobar leyes que los afectan o se va a explotar los recursos naturales de su territorio.

Tampoco podemos seguir olvidando el tema ambiental. El cambio climático afectará seriamente a nuestro país, y debemos prepararnos para ello. La contaminación ambiental causa miles de muertes al año y pérdidas del orden del 5% del PBI. Nuestras aguas y nuestros suelos se están agotando. No podemos seguir así.

Finalmente, tal vez lo más importante, hay una agenda ética y moral, que pasa por el respeto y defensa irrestricta de los derechos humanos y por el combate sin cuartel contra la corrupción y el delito.

Por Pedro Francke

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